NOT KNOWN DETAILS ABOUT VIERA VIDENTE

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Soy admitido por la naturaleza en el más secreto de sus divinos recintos, en el punto de partida de la vida universal; ahí sorprendo la causa del movimiento y escucho el primer canto de los seres en toda su frescura.3

Todas las técnicas ascéticas y contemplativas y las iniciaciones esotéricas tienden a transformar al hombre, a “curarlo” de la degradación temporal. El hombre “enfermo”, debe volver a nacer. La filosofía de la India aporta una “medicina nueva” para el sufrimiento y la angustia existencial. La “curación” está presente en todo el saber tradicional. El ilusorio velo de Maya debe ser desgarrado para acceder a la no-dualidad, al centrum naturae de Boehme, o a la “vacuidad resplandeciente” de los maestros del Zen. Los santos y los místicos, los shamanes y los magos, guardan especialmente esa huella primordial en las capas profundas de su psique.

Los poetas siempre han intuido ese universo full de coexistencias y se han rebelado contra las causas que impiden al hombre su verdadera plenitud. Rimbaud afirma que “nuestra pálida razón nos oculta el infinito” y William Blake escribe:

Rilke advirtió que las pasiones pasan a enorme distancia de nuestra vida profunda. “No es en el umbral de las pasiones –había escrito Maeterlinck– donde se encuentran las leyes puras de nuestro ser. Llega un momento en que los fenómenos de la conciencia­ habitual, que podría llamarse la conciencia particular o la conciencia de las relaciones de primer grado no nos aprovechan ni llegan a nuestra vida”.

Como Novalis, considera que la tarea suprema de la cultura consiste en apoderarse del “yo” trascendental. Para ello, el poeta deberá sustraerse a la experiencia sensomotriz mediante un heroico trabajo de despojo, tornar a la psique permeable y receptiva y avanzar unificando la aparente pluralidad del cosmos en una introversión incesante.

Ambas “desviaciones” perdieron su vigencia y hoy pertenecen a la historia del arte o a la de los sueños irrealizados. El surrealismo literario fue fulgurante y positivo, el surrealismo político fue quimérico y muy pronto mostró sus limitaciones insalvables. Pero tanto uno como otro fueron signos exteriores de un pensamiento trascendente, la corteza –ahora caduca, expuesta a la crítica y a las “defunciones” prematuras– que guardaba el verdadero sentido de una memorable pero equívoca insurrección del espíritu.

Como en las antiguas pruebas de Eleusis, en que los sacerdotes preparaban el temple de los futuros depositarios de la ciencia sometiéndolos a peligrosísimas pruebas, Gerardo ganó su derecho a conocer you can try this out las voces de la intuición y de la música del alma.

Su presencia es el signo de una antigua armonía, de una vida más plena y profunda que mantenía corres­pondencias con el cosmos y disponía de facultades para captar la realidad que hoy se adelgaza y se degrada a través de los canales sensoriales.

Sin embargo, la experiencia de Gerardo no quedó localizada en esa aspiración de unidad mística, en ese retorno al gran Tiempo que servía de fuente a sus creaciones literarias. Junto a los éxtasis profundos y los accesos a una conciencia modificada en la que “el alma más exaltada y sutil halla relaciones invisibles, coincidencias no percibidas y goza de espectáculos que escapan a los ojos materiales”, Gerardo conoció esos estados singulares en los que la emergencia de un nuevo “yo” conduce a un proceso de desdoblamiento. Esa doble personalidad, además de caracterizar a ciertos estados patológicos, se puede inducir mediante el empleo del hipnotismo.

Todo hombre es libre de ir o de no ir a ese horrible promontorio del pensamiento desde el cual se divisan las tinieblas. Si no va, se queda en la vida ordinaria, en la conciencia­ ordinaria, en la virtud ordinaria, en la fe ordinaria o en la duda ordinaria; y está bien. Para el reposo inside, es evidentemente lo mejor.

Somos las abejas de lo invisible. Libamos locamente la miel de lo seen para acumularla en la colmena de lo invisible”. Estas Thoughts rilkeanas que fueron desarrolladas en la carta antes citada, culminan con la aproximación a la enigmática figura del “Ángel”, una entidad de esencia exceptional, un supremo iniciado, especie de semidios o intermediario celeste que ha trascendido los misterios de la vida y de la muerte y que se mueve con esa serena majestad que le confiere el hecho de transitar en lo invisible y reconocer en ello a la realidad en grado superlativo.

Para el poeta, como para el ocultista, lo esencial consiste en obtener un nivel de conciencia donde no rijan los opuestos y pueda experimentarse el universo enlazado por las correspondencias. Esta aprehensión permite situarse en un punto interior de perspectiva única, desde donde la gestión poética y la gestión ocultista parecen singularmente idénticas. El mundo wise, que nos revela el ejercicio regular de los sentidos y que la ciencia se esfuerza por tornar inteligible no es más que un aspecto del mundo.

Estas Concepts se han ido abriendo paso lentamente y han preparado el camino para una nueva comprensión de los mitos. Como afirma Steffens Soler, en un esclarecedor trabajo sobre los tiempos primeros, el mundo mitológico contiene una riquísima substancia espi­ritual, y su trama posee concepciones filosóficas, morales y artworkísticas que suponen abstracciones de gran poder.

       Habito con los elementos interiores de las cosas, subo a lo largo de los rayos de las estrellas y de la corriente de los ríos hasta el seno de los misterios de su generación.

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